lunes, 6 de julio de 2015

Los pacientes adictos y las distintas evaluaciones del desempeño ocupacional en Terapia Ocupacional



Autores: Jorge Valverdi
Lic. en Terapia Ocupacional. Jefe de Actuaciones internas de la Dirección General de Auditoría Médica del Ministerio de Salud.
Integrante del equipo terapéutico para la atención de personas con adicciones de la Red de Clínicas Crecer. Santa Fe – Republica Argentina.
Magíster en Salud Mental y Adicciones (Atlantic International University). USA.
Doctorando en Salud Mental y Adicciones (Atlantic International University). USA.

Maria Celeste Alvarez

Médico de planta del Ministerio de Desarrollo Social – Dirección General de Políticas Sociales en Adicciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires- Republica Argentina.
Médico de planta del Ministerio de Salud – Subsecretaría de Atención a las Adicciones – Provincia de Buenos Aires- Republica Argentina.
Integrante del equipo terapéutico para la atención de personas con adicciones de la Red de Clínicas Crecer. Santa Fe – Republica Argentina.
Magíster en Salud Mental y Adicciones (Atlantic International University). USA.
Doctorando en Salud Mental y Adicciones (Atlantic International University). USA.


Resumen:
El presente trabajo hace referencia acerca como puede colaborar un terapeuta ocupacional en relación a la población adicta, como se pude comprender que es la adicción, la importancia de la intervención de terapia ocupacional, que comprende y como esta disciplina interviene en el tratamiento de pacientes adictos, cuales son los instrumentos de medicion mas usados, entre otras consideraciones, no menos importantes.

Summary:
This paper refers about as an occupational therapist can assist in relation to the population addicted, as I understand it is the addiction, the importance of occupational therapy intervention, including discipline and how it intervenes in the treatment of addicts, what are the most widely used measurement instruments, among other considerations, no less important.



Introducción
Previo a comenzar con el desarrollo de esta publicacion es necesario hacer algunas menciones, entre estas ¿Que puede hacer un terapeuta ocupacional en relación a la población adicta?, ¿que es la adicción?, la intervención de terapia ocupacional, que comprende y como esta disciplina interviene en el tratamiento de pacientes adictos, cuales son los instrumentos de medicion mas usados, entre otras consideraciones que se desarrollara en este contexto. 

Existen distintas acepciones acerca de que es terapia ocupacional, pero podriamos decir que la misma es cualquier actividad fisica o mental, categoricamente prescripta y guiada con el proposito definido de favorecer la recuperacion de la enfermedad o traumatismo. En el año 1984 Reed[1] considero que la terapia ocupacional puede ayudar a las personas a aprender y a reaprender el desempeño de las ocupaicones necesarias para adaptarse a la vida diaria, organizando y equilibrando la secuencia de la actividad ocupacional.

Otra conceptualizacion acerca de terapia ocupacional es la Red y Sanderson (1992)[2] la cual consideran que es “el estudio de las ocupaciones humanas y el control de la conducta adaptativa requerida para ejecutar esas funciones ocupacionales”  o podemos ampliar que “es el analisis y la aplicación de ocupaciones con un proposito, especificamente favorecer el automantenimiento, la productividad y el ocio, mediente el proceso de resolucion de problemas, valoracion, implementacion e intervencion, o bien los procesos de consulta de los problemas que interfieren con el desempeño funcional o adaptativo de una persona cuyas ocupaciones estan impedidas por la enfermedad o el trumatismo fisico, las alteraciones emocionales, la discapcidad congenita o del desarrollo, o el proceso de envejecimiento, con el proposito de posibilitar que la persona logre un desempeño ocupacional adaptativo y un funcionamiento optimo, prevenir o minimizar la incapacidad funcional y promover la salud y las respuestas ocupacionales”

Como un último concepto podemos destacar la manifestada por la American Occupational Therapy Association (AOTA) (2005) [3], donde consignan que "La Terapia Ocupacional es el uso terapéutico en las actividades de autocuidado, trabajo y juego para incrementar la función independiente, mejorar el desarrollo y prevenir la discapacidad. Puede incluir la adaptación de las tareas y el entorno para lograr la máxima independencia y mejorar la calidad de vida"

Como destacamos anteriormente y a modo de generalización, terapia ocupacional promueve la salud y el bienestar a través de la ocupación, cuyo objetivo es fomentar la capacidad de las personas para participar en actividades básicas e instrumentales de la vida diaria, del mismo modo que el descanso y sueño, en la educación y trabajo, juego, ocio, tiempo libre y en la participación social. Su objeto de estudio es la ocupación y que recurre a ella como instrumento terapéutico. 

¿Que puede hacer un terapeuta ocupacional en relación a la población adicta?
Este interrogante es formulado permanentemente en distintos ámbitos de la salud mental, debido a que no todos consideran o conocen cual es el proceder de estos profesionales. Teniendo en cuenta el amplio espectro y variedad de la práctica, no resulta fácil dar una explicación concreta y simple al respecto, por lo que en este desarrollo vamos a exponer una descripción de algunas de las intervenciones de nuestra profesión, por lo que la AOTA destaca que el terapeuta ocupacional se dirige a la función y utiliza procedimientos y actividades especifica para:
Ø  Desarrollar, mantener, mejorar y/o restaurar la ejecución o desempeño de las funciones necesarias.
Ø    Compensar la disfunción.
Ø  Minimizar o prevenir el deterioro.
Ø  Promover la salud y el bienestar.

 Aunque la consideración que Reed (1980)[4] hace es la más practica en lo que refiere al abordaje de los pacientes adictos, por lo que establece ciertos puntos sobre los que trabaja el terapeuta, en otras palabras lo que este hace. Según este autor, como resultado de la intervención, la persona habrá de:
·         Ser capaz de ejecutar a haber ejecutado aquellas ocupaciones que satisfagan las necesidades del individuo y sean aceptables para la persona y la sociedad.
·         Lograr un equilibrio entre las ocupaciones de forma que se obtenga un grado máximo de actualización, autonomía y logro.
·         Ser capaz de adaptar el entorno o adaptarse a el.
·         Si es capaz de funcionar independientemente, ser dotado del equipo adaptado de ayuda o adaptaciones del entorno.

Mas allá de que la adicción a sustancias es una condición que lo afecta profundamente en todos los niveles de desempeño ocupacional, dado que también vuelve disfuncional a la familia, alterando los roles, intereses y actividades previas, e instaura pautas de conducta y hábitos nuevos, limitando así la capacidad para desarrollar actividades cotidianas como alternativas o posibles.

En el curso natural de la adicción, la persona deja de realizar ocupaciones que fueron importantes y significativas, fundamentalmente si estas no están directamente relacionadas con el consumo, paulatinamente son sustituidas por aquellas que les ayudan a conservar la adicción, algunas de ellas son: conseguir dinero para el consumo, por lo que para esto generalmente comienzan a comercializar sus propias pertenencias, traficar, alejarse del entorno más cercano y de familiares, creando nuevas situaciones de consumo y nuevas relaciones sociales con quienes poder consumir sin sentir culpa, dado que este hecho siempre esta relacionado con algún conflicto interno no resuelto.

En cuanto al proceso de recuperación, consideramos que existen distintas etapas si es que el paciente se encuentra internado a) fase aguda, b) fase postayuda, c) fase pre-alta y d) fase de alta, para lo cual es necesario que en estas fases el profesional posibilite la concientización para que el adicto encuentre una meta o idealice un proyecto, siendo ésta una ocupación significativa que lo  puede motivar para cambiar sus rutinas. Por lo tanto, esta es la oportunidad para que el terapeuta ocupacional pueda proporcionar estímulos vocacionales, para recuperar la motivación, aumentar la confianza, mejorar la autoestima y la despersonalización para completar el proceso de forma positiva, si estos factores se cumplen, es una indicador de que esta en condiciones para proyectarse y así de este modo poder recuperar un trabajo, una relación afectiva, mejorar un vinculo matrimonial, superar una aflicción o cualquier otra actividad significativa para la persona.

Algunas de las actividades utilizadas desde Terapia Ocupacional en lo que refiere a las drogodependencias, son las actividades que le permiten al paciente capacitarse o realizar alguna actividad vocacionalmente productiva. Este tipo de actividades pueden ser ejercicios físicos, actividades cognitivas como fichas para entrenamiento de la memoria o actividades de manejo del dinero, autoplanificación o cuidados de hogar, previo diseño de una rutina compuesta por horarios y tareas a llevar a cabo en la semana.

Otro tipo son las actividades psicomotrices tales como las relacionadas con pilates, expresión corporal, natación, danza, caminatas, entre otros, que van a permitir conseguir objetivos como el mantenimiento de la salud para que la persona tenga un mayor conocimiento de sí mismo, en lo que refiere al control de la ansiedad. Todas estas actividades son parte del tratamiento y permiten que paulatinamente se logre entrenar en las habilidades relacionadas como la aceptación de normas, horarios y seguimiento de instrucciones.

¿Que es la adicción?
Desde un punto de vista neurobiológico y psicológico, cuando hablamos de adicción a las drogas nos estamos refiriendo necesariamente a un estado de uso compulsivo de una droga. Este estado es debido a que a pesar de todos los factores genéticos y sociales que pueden predisponer a un sujeto a estar en  contacto aunque sea por primera vez con una sustancia, este se enmarca en una situación en la que se dan una serie de cambios biológicos, psicológicos y sociales que determinan en gran medida las pautas futuras de respuesta de la persona.

Cuando este consumo se vuelve compulsivo, debido a que el sujeto se ve imposibilitado de controlar su conducta adictiva, y aun estando conciente persiste, a pesar de conocer las consecuencias que esto conlleva a intentar por todos los medios a realizar tratamientos. Observamos que estamos delante de un problema con graves consecuencias fundamentalmente para la familia, para su entorno más cercano y por sobre todas las cosas, porque quebranta todas las normas que impone la sociedad, poniendo en peligro el estado de bienestar de nuestra sociedad.

Cuando la Conducta adictiva se vuelve habitual, con el correr del tiempo y la experiencia aumentan en frecuencia, estas conductas muestran una fuerte presión motivacional, ya que tienden a persistir a largo plazo y presentan una tendencia a resistir cualquier interrupción sustancial y los obstáculos que se pongan en su camino, dado que la misma se ha vuelto un hábito difícil de reemplazar teniendo en cuenta que el deseo o placer inmediato, genera una barrera difícil de romper. 

Asimismo, por más que el sujeto tenga la posibilidad de elegir entre la droga y otros reforzadores naturales que lo beneficiaran para que no vuelva a consumir, preferirá la sustancia de abuso menoscabando cualquier otro tipo de meta y refuerzo natural.

Como mencionábamos anteriormente, la adicción podría quedar íntimamente relacionada a los cambios plásticos subyacentes a las memorias asociativas relacionadas con la experiencia que tiene el sujeto con la droga. Aunque en reiteradas oportunidades, las personas adictas a una determinada sustancia lleven un largo tiempo sin consumirla, puede ser posible que retornen a sus contextos sociales habituales y vuelven a consumir la droga.

Esto es posible dado que la persona se ve expuesta en su núcleo habitual de consumo, a claves que se encontraban inicialmente asociadas con la droga. Ahora la gran pregunta es: ¿Qué tan poderosos y firmes son los cambios producidos en la plasticidad sináptica en regiones cerebrales claves, para que recaigan nuevamente y el deseo para consumir persista?

Para este interrogante vamos a dar una somera explicación y es que hay múltiples evidencias clínicas que manifiestan que no todos los adictos tienen la misma respuesta a los tratamientos, dado que entran en juego los factores biológicos, psicológicos y sociales. Cada una de estas diferencias individuales parece ser un reflejo de la interacción entre múltiples factores genéticos y ambientales (Goldman y Col, 2005)[5].

Cuando expresamos el término adicción, es necesario hacer referencia a un estado de uso compulsivo de una droga determinada por autoadministración, caracterizado generalmente por una falta de control de dicho uso y por una sobrevalorarión de la droga por sobre otros refuerzos y metas. Esta población de personas adictas ven disminuida su repertorio conductual, de manera tal que las pautas de conducta habituales son aquellas que lo inducen a la búsqueda y administración de la sustancia. Como una generalidad, el adicto continúa con el acto de consumir a pesar de los efectos nocivos que esta pueda tener sobre su salud y sobre los diferentes aspectos psicosociales de su vida.

En ausencia de la droga, se manifiesta en el sujeto un deseo intenso por ésta, denominando a este acto como craving. Hay que destacar que este término en la actualidad ha sido identificado mediante modelos parciales que, aunque están relacionados entre sí, explican únicamente características muy específicas. Destacan los fundamentados en los modelos teóricos como por ejemplo del condicionamiento, basados en que el consumo lleva a una recompensa hedónica o refuerzo positivo y a la evitación de la abstinencia o refuerzo negativo; por otra parte para aquellos que se basan en la psicología cognitiva proponen que el craving es producto de las funciones mentales superiores; en tanto para los modelos fenomenológicos basan sus observaciones clínicas en los síntomas y conductas asociadas, mientras que los modelos psicobiológicos y neuroadaptativos fundamentan sus acepciones en el estudio de la neuroanatomía y neuroquímica cerebrales (Gómez y Conde, 2004)[6].

Características que presentan las personas adictas:
Como las mismas son muy extensas solo mencionaremos, por orden las mas importantes: a) Cambio de amistades: cambian las amistades anteriores, por otros que consumen, b) Síndrome amotivacional: no encuentra motivación en las actividades típicas o de aquellas que siempre ha compartido con su familia, comienza a aislarse de su grupo familiar, c) Cambio de costumbres: cambian sus hábitos, ya que sus nuevas amistades y "actividades", son mas importantes, d) Descuido personal: descuida su propia vestimenta y muchas veces son menos preocupados por su aseo personal, e) Salidas permanentes del hogar: necesitan salir a compartir con sus nuevos amigos y abastecerse de drogas, comienzan las salidas misteriosas y en horarios pocos comunes, f) Cambios en la personalidad: Dependiendo del tipo de drogas consumidas hay cambios en su personalidad, algunas de estas son depresoras y otras estimulantes del Sistema Nervioso Central, pasando por momentos de depresión hasta situaciones de euforia, g) Ausencia escolar: comienzan a tener reiteradas ausencias de la escuela sin el conocimiento de los padres, h) Desaparición de objetos: Es común la desaparición de pequeños objetos del hogar, al inicio ni siquiera de tanto valor económico, otras veces inventan que los asaltaron y que les robaron, sus pertenencias, i) Alteraciones en el apetito, peso corporal o sueño: los jóvenes tienen mucho apetito y comen en demasía, pero el comer mucho puede ser resultado del consumo de marihuana la que entre sus efectos abre el apetito, sin necesariamente subir de peso. El consumo excesivo de bebidas alcohólicas, además de su olor característico, produce aumento de peso por el gran aporte calórico que significa el alcohol mismo.

La adicción está considerada como una alteración del funcionamiento cerebral, para lo cual al efectuar un tratamiento es necesario nutrirse del conocimiento de distintas disciplinas, entre ellas Terapia Ocupacional puede aportar en este nuevo contexto terapéutico, una evaluación específica aplicable a los trastornos adictivos. Debido a que una de los objetivos pricipales de la disciplina esta orientada a las actividades de la vida diaria, y particularmente es éste campo que debe proceder para efectuar las evaluaciones necesarias, es por ello que la valoración del desempeño ocupacional puede incrementar la validez y fiabilidad obtenida por el resto de disciplinas.


No obstante el hecho de que los instrumentos de evaluación del desempeño ocupacional han sido desarrollados en ámbitos clínicos, generalmente hospitalarios, para valorar el daño cerebral o deterioro cognitivo, algunos de ellos se proponen como herramientas de interés en la evaluación de población adicta en rehabilitación.

Capacidad de desempeño y habilidades
Las personas adictas fundalmentalmente aquellas que presentan patologias recurrentes, experimentan un amplio repertorio de deterioros, especificamente en el area cognitiva que incluyen dificultades relaciondas con la atencion, memoria, concentracion, y resolucion de problemas (George y Neufeld, 1985)[7]. Según Brenner y col. (1994)[8], en mas del 75 % de las dificultades, las habilidades basicas de comunicación tanto con la familia como con la sociedad, se encuentran severamente afectadas. Principalmente tienen serias dificultades para intercambiar informacion y adaptar su comprtamiento a las demás personas de su entorno.
No obstante esto, las habilidades de comunicación e interacción de las personas adictas varian notoriamente, lo cual imposibilita que el profesional pueda hacer una evaluacion precisa de las habilidades de la persona.    

Cuando las personas consumidoras de drogas presentan en ciertos casos un cuadro psicotico, las habilidades de procesamiento estan severamente limitadas dentro de las tareas cotidianas. Las habilidades mas afectadas estas relacionadas con la adaptacion, organización temporal, organización espacial y mantenimiento del nivel de energia.

El contexto ambiental
Estas personas con frecuencia se enfrentan a la incomprension de la familia o personas mas cercanas de su entorno, situacion que hace imposible un buena convivencia, estas conductas visibles son malinterpretadas y hacen que constantemente se sientan acusados o reprochados por su accionar. Ante esta actitud, la familia con frecuencia ve disminuida su capacidad para comunicarse, y para manejar ciertos comportamientos desorganizados y frecuentemente no saben como responder a estas situaciones de forma util y comprensible.

Las expectativas de la familia acerca de la persona, no siempre son apropiadas debido al contexto de su patologia, en ocaciones las familias suelen ser disfuncionales, tienden a ser por una parte sobreprotectora y generan un cierto ambito donde el paciente se comporta de modo más demandante que lo normal, mientras que por otra parte se encuentran las familias abandonicas o desligadas, situacion que tiende a aumentar la tension propia de la internacion, desmotivación, ansiedad, y desconcierto.

Cuando las personas adictas conviven en un ambiente familiar desfavorable buscan un cambio de situacion o alivio, y recurren a lo que podemos decir “falsos idolos”, estos son en cierto sentido personas que ofrecen compania a cambio de favores, prestan atencion cuando los padres no escuchan o hacen reproches, dan consejos que por lo general son contrarias a las normas sociales establecidas por la sociedad, favorecen el ambiente de consumo, e inducen a los malos habitos de convivencia tales como: robo y hurto de propiedades menores para el consumo, trafico y consumo de estupefacientes, entre otras actividades delictivas.

En este sentido, el consumo de drogas u otras sustancias tienen efectos adversos sobre los procesos psicoticos o biopsicosociales, donde los estigmas y prejuicios estan muy asociados con las enfermedades mentales en todos los sectores de la sociedad, estos ultimos son quienes propician barreras imposibles de atravesar si tanto el paciente como los familiares no fomentan un ambiente favorable para la convivencia.  (Bennet , Bellack y Gearon, 2001)[9].      

Intervención de Terapia Ocupacional
El Terapeuta Ocupacional determina a través de la evaluación qué limitaciones de los componentes del desempeño ocupacional están afectando a las áreas del desempeño ocupacional.
En el proceso de planificación de la intervención o tratamiento se seleccionan las actividades, métodos y técnicas para tratar los componentes y áreas de desempeño ocupacional.

Es por eso que existen distintos puntos de vista para poder evaluar el desempeño de una persona en su vida diaria, todas ellas pueden aportar elementos de gran interés, pero ninguna de ellas por sí misma puede garantizar una adecuada comprensión de aquello que pretendemos explorar, por este motivo es que debemos tener en cuenta la propia visión del paciente, pero su propia evaluación puede estar sesgada o bifurcada de acuerdo a los problemas que el terapeuta desea evaluar. Estos puntos de vista de aquellas personas que conviven con él también son de mucha importancia, aunque estos sesgos pueden afectar su manera de ver el problema. El profesional cuenta con diversos instrumentos que permiten combinar las mediciones y obtener una visión global del problema.
La Terapia Ocupacional trata la función y utiliza procedimientos y actividades con propósito para:
Ø  Promover la salud y el bienestar.
Ø  Minimizar o prevenir el deterioro.
Ø  Desarrollar, mantener, mejorar y/o recuperar el desempeño de las funciones necesarias.
Ø  Compensar las disfunciones instauradas.

Las categorías de la función son: áreas del desempeño ocupacional y componentes del desempeño ocupacional, estas áreas del desempeño ocupacional incluyen las actividades de la vida diaria, actividades de trabajo y actividades de ocio, en tanto los componentes del desempeño ocupacional se refieren a las habilidades funcionales que se requieren en el desempeño ocupacional, incluyendo componentes sensoriales, motores, cognitivos y psicosociales.
También existen otros factores que influyen en la intervención desde Terapia Ocupacional y que se han de tener muy en cuenta, se denomina: "influencias del espacio vital", estas influencias no son ni más ni menos que: a) el ambiente, b) la cultura y c) la familia.

Mientras que al ambiente podemos definirlo como: el agregado de fenómenos que rodean a una persona e influyen en el desarrollo y la existencia de la misma (Mosey, 1986)[10]; este se compone de factores humanos: individuos y grupos; y factores no humanos: condiciones físicas, cosas e ideas, en tanto, podemos destacar que la cultura va a influir en la forma en que se desarrollan las interacciones sociales: la religión, la etnia, los valores éticos. Por otra parte, es decir la familia, esta compuesta por: sus relaciones, la estrategia elaborada para enfrentar la disfunción, entre otros.

Por lo tanto, las condiciones que debe cumplir el proceso de evaluación del desempeño ocupacional en el ámbito de las adicciones son:  a) Utilizar  instrumentos validados, b) Selección de tareas, y c) Evaluación del desempeño ocupacional con plus de validez ecológica.

Las distintas evaluaciones relacionadas con el desempeño ocupacional

A veces resulta difícil establecer cual de las evaluaciones es la mas conveniente, ya que cada persona es distinta a otra,  debido a que a veces las alteraciones encontradas dependen de diversos factores, entre los que cabe destacar el tipo y localización de las lesiones cerebrales sufridas (si es que existiera), sin olvidar otros factores como la edad, la personalidad, y las capacidades cognitivas previas al consumo. Estas alteraciones no deben ser consideradas de forma aislada, sino asociadas íntimamente con las dificultades que manifiestan los pacientes para llevar a cabo las AVD, por lo general en esta población lo primero que pierden son las habilidades de comunicación, habilidades laborales, capacidad intelectual, razonamiento, entre otros.

Existe gran interés en lo que refiere al tratamiento de las adicciones, estas son propuestas muy recientes, tales como el Cognitive Functional Evaluation Process (Procedimiento de Evaluación Funcional Cognitiva, CFE; Hartman-Maeir, Katz y Baum, 2009)[11], este proceso proporciona un perfil comprensivo de los puntos cognitivos fuertes y débiles en el rendimiento ocupacional de los pacientes. Los componentes del CFE estan estructurados en seis etapas: (1) entrevista y recogida de información; (2) un  screening cognitivo y pruebas de línea base; (3) medidas generales de cognición y funciones ejecutivas en la ocupación; (4) pruebas cognitivas para dominios específicos; (5) medidas de dominios cognitivos específicos en las ocupaciones; y (6) evaluación ambiental.

También como medida de la evolución suele utilizarse la Escala del Nivel de Funcionamiento Cognitivo del Rancho Los Amigos (Rancho Los Amigos Level of Cognitive Function – LCFS)[12], que encuadra al paciente en uno de los siete niveles que reflejan los diferentes estadíos por los que pasa durante la recuperación desde el coma.

No se citan otras baterías de evaluación específicamente diseñadas para esta población, como la Batería de Evaluación Neurológica para Terapeutas Ocupacionales de Chessington (COTNAB), Evaluación Cognitiva para Terapeutas Ocupacionales  de Chessington (COTNAB), Evaluación Cognitiva para Terapeutas Ocupacionales (LOTCA), por realizar una evaluación del déficit (percepción viso-espacial, coordinación, destreza, capacidad para seguir instrucciones, etc.) que permitirá predecir alteraciones en la ejecución de las AVD, siendo conveniente incluir la información que aportan de forma complementaria al resto de la evaluación de las AVD.
           
Medida de Evaluación Funcional

Functional Assessment Measures (FAM)[13]
Esta es una medida de la capacidad, no de la deficiencia. Pretende medir lo que el paciente hace realmente, independientemente de cual sea la enfermedad o diagnóstico, no lo que debería ser capaz de hacer, o podría hacer si ciertas circunstancias fueran diferentes. Consta de siete niveles de funcionalidad (cuidados personales, control de esfínteres, transferencias, locomoción, comunicación, ajuste psicosocial y función cognitiva) que incluyen 30 ítems en total y pueden puntuarse desde uno (puntuación mínima) hasta siete (puntuación máxima) según el grado de independencia. Constituye una adaptación del FIM (Medida de la Independencia funcional) que añade nuevos componentes (cognitivos, conductuales, comunicación, e integración en la comunidad, incluyendo la capacidad de reinserción socio-laboral) muy relevantes para la evaluación de la independencia funcional en la población con daño cerebral adquirido[14] pero podría adaptarse a la población de personas con adicciones.

Medida canadiense del desempeño ocupacional
Canadian Occupational Performance Measure (COMP)

Consta de una entrevista semiestructurada con explicaciones muy claras para su administración,  evalúa tres áreas: 1) Cuidado personal, 2) Productividad (trabajo), 3) Ocio; analizando a su vez, cada una de las áreas: componentes psicológico, física, sociocultural y espiritual, además de la ejecución y satisfacción vinculada con el desempeño de las mismas. En este instrumento el paciente debe identificar los problemas en las áreas de desempeño clasificándolos en una escala de 1 a 10 en relación a la importancia que este le asigne a cada problema; de éstos elige los cinco que considera más prioritarios en función de su rol, otorgándole una nueva puntuación del 1 a 10 en términos de ejecución y satisfacción con la actividad. De este modo se pueden obtener puntuaciones totales en ejecución y satisfacción que son divididas entre el número de tareas elegidas (cinco)[15].

Dada su forma de aplicación, permite al paciente tener un rol muy activo dentro del proceso de valoración e intervención, debido a que le permite comparar la propia valoración respecto a la satisfacción y ejecución al inicio y al alta del tratamiento.

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Evaluación de los procesos cognitivos y habilidades motoras
Assessment of Motor and Proccess Skills (AMPS)[16]

Esta valoración consta de 16 habilidades motoras tales como alcanzar objetos o elevarlos, entre otras habilidades y 20 procesos cognitivos entre los que destacamos a la capacidad de iniciación y secuenciación de las acciones, resolución de problemas o toma de decisiones, esto permite predecir acerca de la realización de más de 50 AVD instrumentales tales como: fregar los platos, planchar una camisa o hacer la cama, evaluando sólo la ejecución de dos o tres actividades. Este protocolo incluye la realización de una entrevista previa al proceso de evaluación, en la que se identifican las actividades habituales que realiza el paciente, (hay que destacar que en esta evaluación, el término utilizado es: cliente) y el terapeuta ofrecerá cinco o seis actividades donde el paciente elegirá un máximo de tres que podrá llevar a cabo. De este modo, realiza un «contrato» donde se establecen las condiciones del abordaje mediante las actividades seleccionadas previamente por parte del paciente y con ayuda del terapeuta. Cada ítem se puntúa en una escala desde uno (1) en el cual se advierte que hay presencia de déficit severo que impide la ejecución adecuada de la actividad, hasta cuatro (4) el cual establece que no hay evidencia de déficit que impida la correcta realización de la actividad.

Evaluación Neuroconductual de las AVD en Terapia Ocupacional
Arnadottir OT-ADL Neurobehavioral Evaluation (A-ONE)[17]

Esta es una medida diseñada específicamente para evaluar a poblaciones con trastornos neurológicos de origen cortical. Su propósito es: evaluar el grado de independencia funcional y los tipos de asistencia necesarios para llevar a cabo las diversas AVD, e identificar los tipos y severidad de los déficit neuroconductuales.
Cuenta con dos partes: la primera (Parte I) incluye dos escalas: Escala de Independencia Funcional y Escala de Déficit Neuroconductuales. Evalúa AVD básicas tales como: vestido, aseo personal y cuidados de apariencia externa, transferencias y movilidad, alimentación y comunicación. La segunda (Parte II) incluye un formulario optativo de consulta donde el profesional puede identificar la posible localización de la lesión y su asociación con la presencia de los déficit neuroconductuales observados durante la evaluación. Hay que destacar que más que un instrumento de diagnóstico, esta Parte II permite comprender ciertos déficit subyacentes a una lesión cerebral en relación con el plan de tratamiento a seguir.

Cada AVD presenta puntuaciones mediante una escala de cinco valores que van desde un cuatro: independiente y capaz de realizar la actividad en diferentes situaciones o contextos, hasta un 0: totalmente dependiente y necesita ayuda máxima. Además para cada AVD se asocia una puntuación de cero a cuatro según la existencia o no de déficit neuroconductuales.

De acuerdo con otros autores[18], a nuestro entender es preferible aplicar una escala ya en existencia que crear una nueva, dado que efectuar comparaciones entre estudios realizados o por realizar y el diseño de una nueva es una labor verdaderamente compleja. No obstante esto, la existencia de escalas de evaluación funcional diseñadas específicamente, teniendo en cuenta las características de esta población, son poco frecuentes en bibliografías en español, razón por la cual aun hay mucho camino por recorrer.[19], [20].

Entrevista Histórica del Desempeño Ocupacional (OPHI-II)

La Entrevista Histórica del Desempeño Ocupacional (Occupational Performance History Interview, OPHI-II; Kielhofner, Henry y Walens, 1989)[21] es una evaluación que consta de tres partes, incluye: a) una entrevista semi-estructurada que explora la historia ocupacional del paciente, b) escalas de calificación que brindan una estimación de la identidad y competencia ocupacional y el impacto del ambiente en el comportamiento ocupacional del paciente, y c) una narración de la historia de la vida diseñada para captar las características cualitativas destacadas de los antecedentes ocupacionales. Su marco teórico es el Modelo de Ocupación Humana (Kielhofner, 2002)[22], este focaliza en la motivación, el desempeño y la organización de la participación ocupacional en la vida diaria. Este autor ha publicado trabajos donde ha explorado las propiedades psicométricas y la validez diagnóstica de la entrevista, mostrando indicadores adecuados en diferentes poblaciones, edades, patologías, idiomas y culturas (Kielhofner, Mallinson, Forsyth, y Lai, 2001)[23].

Autoinforme de Desempeño Ocupacional (ADO)

El autoinforme proporciona una evaluación subjetiva efectuada por el propio paciente acerca de  su nivel de competencia y las dificultades que percibe en el desempeño diario. Puede ocurrir que la informacion este alterada debido al mal funcionamiento de los pacientes con disfuncion cerebral, dado que este impide tomar conciencia de sus limitaciones, de igual modo puede ocurrir con la poblacion de personas adictas, pero es en menor escala, además no solo presentan limitaciones las personas que sufren daño cerebral, sino también los afectados por otras patologías neurocomportamentales como la esquizofrenia (Goldstein, Leskovjan, Hoff, Hitzemann, Bashan et al., 2004)[24], se pudo recabar información de estudios que han explorado este problema en población adicta, confirmando su existencia (Goldstein, Craig, Bechara, Garavan, Childress et al., 2009[25]; Rinn, Desai, Rosenblatt y Gastfriend, 2002)[26]. Por lo que si bien, la información obtenida mediante este método debe tenerse en cuenta, pero también puede ser cuestionada por el resto de evaluaciones.

Actualmentne se ha propuesto un instrumento, el Autoinforme de Desempeño Ocupacional (ADO; Rojo Mota, Pedrero Pérez, Ruiz Sánchez de León, Llanero Luque y Puerta García, 2011)[27], específicamente diseñado para población adicta y validado sobre una amplia muestra de sujetos en tratamiento. Consta de dos partes con dos estimaciones cada una. La primera parte consiste en una Autoevaluación Ocupacional, en la que los participantes estiman su grado de competencia en 25 ítems (puntuación 1. Yo tengo problemas para hacer esto; 3. Yo hago esto de forma aceptable; 5. Yo hago esto bien), posteriormente, los sujetos deben valorar la importancia que cada ítem representa para ellos (0. Esto  no es importante para mí. 1. Esto es algo importante para mí; 2. Esto es muy importante para mí). La segunda parte es la Autoevaluación Ambiental, en la que los sujetos evalúan diferentes aspectos del ambiente físico y social en el que se desenvuelven; está compuesta por 12 ítems que se autoevalúan primero (1. Esto para mí es un problema; 3. Esto para mí es aceptable; 5. Esto para mí está bien) y se valoran después (como en la primera parte). Pueden obtenerse puntuaciones directas o ponderadas, multiplicando, en este caso, la calidad evaluada por el valor otorgado a cada ítem.

Canadian Occupational Performance Measure (COPM) 

El  Canadian Occupational Performance Measure (COPM; Law et al., 1990[28]; 2005)[29] es un procedimiento de evaluación individualizado, fue diseñado por terapeutas ocupacionales para detectar los cambios del desempeño ocupacional a lo largo del tiempo, esta fundado en la autopercepción del paciente. Es un instrumento estandardizado, que cuenta con instrucciones y métodos específicos para su administración y puntuación. Cuenta con una entrevista semiestructurada y un método de puntuación estructurado. La aplicación de este procedimiento de evaluación se lleva a cabo en tres pasos. 

- En el primer paso se identifican los problemas e intereses que pueda haber en las actividades cotidianas. La persona debe identificar cuál de ésas actividades desea hacer, necesita hacer o cuál le gustaría hacer en un día normal. Luego, se le pide que identifique cuál de ésas actividades son difíciles de realizar y el nivel de satisfacción. 
- En el segundo paso de la evaluación, la persona debe otorgar una puntuación de 1 a 10, en relación a la importancia que le da a cada actividad. 
- Por último, el terapeuta ocupacional junto con el paciente debe confirmar los 5 problemas importantes, registrarlos y, a su vez, puntuar cada problema en la ejecución y el grado de satisfacción. 

El tiempo requerido es de entre 20 a 40 minutos, se puede usar en diferentes edades y tipos de discapacidad y ha sido utilizado en más de 35 países y traducido a más de 20 idiomas, siendo objeto de múltiples investigaciones en diferentes ámbitos de la práctica de terapia ocupacional. Carswell, McColl, Baptiste, Law, Polatajko y Pollack (2004)[30] efectuaron una revisión sistemática en la que identificaron 88 artículos sobre el COPM, pudiendo constatar su utilidad clínica, fiabilidad, validez y la sensibilidad a los cambios, lo que ha podido ser confirmado en estudios posteriores (Cusick, McIntyre, Novak, Lannin y Lowe, 2006)[31].

Clasificación de los Niveles Cognitivos de Allen

La estructura original de estos niveles se basa en los seis subestadios del período sensoriomotor de Piaget[32], hay que destacar que este primer estadio abarca aproximadamente los dos primeros años de vida del niño, donde pasa de la indiferenciación entre el mundo externo y la propia acción perceptiva y motora, a la construcción de un universo estable de objetos permanentes, cuyo movimiento y organización están regidos por las leyes del grupo de desplazamiento. Del mismo modo que las personas con discapacidad cognitiva pierden funciones, en este estadio los niños adquieren nociones tales como: a) Espacio, b) Tiempo y c) Causalidad.

Desde su comienzo, este modelo se ha basado en las observaciones que los terapeutas hacen en relación al comportamiento de los pacientes, en el desempeño y en las necesidades que presentan los servicios que prestan a las poblaciones de este tipo. Tanto este modelo como sus valoraciones son utilizados actualmente por los terapeutas en una variedad de áreas como: salud mental, psiquiatría, geriatría y de rehabilitación física.

Es necesario aclarar que si bien los niveles cognitivos son seis (6): (1) reflejo, (2) movimiento, (3) acciones repetitivas, (4) producto final, (5) variaciones y (6) pensamiento abstracto, el ACL solo se utiliza para los niveles de 3,0 a 5,8, al darse de cuenta de la existencia de un vacío teórico debido a que los pacientes según su patología tienen funcionamiento en distintos niveles, Tina Blue diseñó el kit de estimulación sensorial (Blue, 1995)[33] para evaluar e intervenir a personas con serios problemas cognitivos generales descrito por los modos de desempeño de 1,0 a 3,2 también relacionado con la escala de Allen, estos kits diseñados por Tina Blue son encontrados frecuentemente en áreas geriátricas y en las de rehabilitación física.


Evaluación Neurocomportamental de las Actividades de la Vida Diaria en Terapia Ocupacional (A-ONE)

La  Arnadottir OT-ADL Neurobehavioral Evaluation (A-ONE; Arnadottir, 1990)[34] es un instrumento diseñado para evaluar trastornos neurológicos asociados al daño cerebral adquirido, pero consideramos que podría extenderse a la población adicta, cuyo objetivo es evaluar tanto el grado de independencia funcional y los tipos de asistencia necesarios para realizar las diferentes actividades de la vida diaria, y como identificar los tipos y severidad de los déficits neuropsicológicos. Este instrumento consta de dos partes:
- La primera parte incluye dos escalas: 1) Escala de Independencia Funcional, que evalúa cinco actividades de la vida diaria básicas (vestido, aseo personal, cuidados de la apariencia externa, transferencias, alimentación y comunicación) y 2) la Escala de Déficits Específicos Neuroconductuales.
- La segunda parte incluye un formulario donde el profesional debe identificar el posible origen de la lesión y la presencia de déficits neuroconductuales observados durante la evaluación.

Cada actividad de la vida diaria se puntúa mediante una escala de cinco puntos en el cual el valor cuatro es equivalente desde independencia hasta el valor cero que indicaría completa dependencia o máxima ayuda. Cada actividad observada el terapeuta debe aplicar una puntuación sobre la presencia o ausencia de déficits neuroconductuales: donde el cero, manifiesta que no existe déficit alguno, hasta  el cuatro, que indicaría que el sujeto no es capaz de llevar a cabo las actividades debido a la presencia continua del déficit. Es oportuno destacar que las ventajas que presenta esta medida de independencia funcional son su alta especificidad, como asi tambien la aplicación directa sobre la realización de actividades de la vida diaria y el registro que permite asociar dependencia para actividades cotidianas y presencia de déficits neuropsicológicos (Gardarsdóttir y Kaplan, 2002)[35].

Evaluación de Habilidades Motoras y de Procesamiento (AMPS)

La Evaluación de Habilidades Motoras y de Procesamiento (Assessment of Motor and Process Skills, AMPS; Fisher, 1995)[36] es un procedimiento de evaluación observacional es utilizado para medir la calidad de la ejecución en las actividades de la vida diaria (AVD), puede administrarse en cualquier espacio apropiado en un tiempo de 30 a 40 minutos. El evaluador propone al paciente una serie de tareas culturalmente apreciables, con significado y relevancia en su vida cotidiana y con una dificultad apropiada a la persona que va a ser evaluada. El terapeuta evalúa a) la habilidad general de la persona para realizar actividades personales e instrumentales, como la calidad de sus destrezas motoras donde se observa el nivel de habilidad, como por ejemplo cuando una persona se mueve o mueve objetos durante la tarea y b) de procesamiento tales como la selección y utilización de los materiales, acciones individuales y pasos, modificación de la ejecución ante dificultades, por medio de la calificación del esfuerzo, eficiencia, seguridad e independencia en las acciones orientadas hacia el desempeño de una tarea y que afectan a la efectividad general de la ejecución de las AVD. Hay que destacar que es una prueba validada transculturalmente, esto requiere por parte del evaluador un proceso previo de formación y entrenamiento.

Actualmente hay que destacar que se ha utilizado como instrumento de evaluación del desempeño ocupacional en población adicta, obteniendo buenos resultados (Rojo Mota, Pedrero Pérez, Ruiz Sánchez de León, Olivar Arroyo, Llanero Luque y Puerta García, en revisión)[37]. La prueba se centró en las tareas que pudieran realizarse luego del tratamiento en el Centro de Atención a Drogodependientes de Madrid, siendo elegidas tareas varias de labores domésticas y de cocina. Todo ello lleva a concluir que el AMPS es una prueba útil en la evaluación del desempeño de los adictos en tareas reales pero que lo que en realidad mide el AMPS es el funcionamiento frontal integrado (prefrontal y promotor). 

Evaluación de la Interacción Social (ESI)

Este es otro instrumento de evaluación observacional que proporciona validez ecológica adicional (Evaluation of Social Interaction, ESI; Fisher, 2010)[38]. Es una herramienta de evaluación estandarizada, se focaliza en el paciente, y se utiliza para medir la calidad de la interacción social de una persona en una situación real y en un contexto natural, en cualquier tipo de población desde los 2 a los 90 años, en base a 27 destrezas. En el ámbito de las adicciones, es muy util para medir la calidad de la interacción entre la persona adicta con los miembros de la familia, con los compañeros de trabajo o con el grupo de adictos que acuden a tratamiento, entre otros.

El evaluador, mediante una entrevista con la persona, determina el tipo de interacción social que va a observar en base a los objetivos que la persona quiere alcanzar respecto a las situaciones sociales. Es decir, cómo la persona soluciona problemas, de qué manera lleva a cabo una conversación social o cómo comparte información. Posteriormente, el examinador observa al menos dos situaciones ocupacionales de interacción social en el contexto natural y puntúa 27 destrezas diferentes de interacción social que se suceden en el contexto. Estas son las conductas observables que se ponen en marcha en cada situación ocupacional. La calidad de la interacción social depende del grado de familiaridad y el estatus del compañero social, aspectos que se tienen en cuenta en la administración de la herramienta. Las puntuaciones de las destrezas observadas se ingresan en el  software informático ESI, el cual genera informes y medidas de resultado respecto a la calidad de la interacción social de la persona en base a un criterio y a una norma.


Test Estructurado de Observaciones de la Función (SOTOF)

El Test Estructurado de Observaciones de la Función (Structured Observational Test of Function, SOTOF; Laver y Powell, 1995)[39] fue diseñado por terapeutas ocupacionales para evaluar el nivel de desempeño ocupacional y de funcionamiento neuropsicológico en las actividades de la vida diaria, secundariamente a ciertas lesiones en el sistema nervioso central. Esta evaluación brinda información sobre cuatro niveles de la función: el desempeño ocupacional, componentes del desempeño, habilidades conductuales y déficits neuropsicológicos. Está formado por una hoja  de cribado inicial, un listado de funciones neuropsicológicas y una escala completa para cada una de las actividades de la vida diaria que evalúa. Presenta adecuada validez de contenido y de criterio, obteniendo correlaciones con escalas como la COTNAB y la  Rivermead Perceptual Assessment Battery (Golding, 1989)[40]. Cabe destacar que al  igual que la escala A-ONE, sólo evalúa actividades de la vida diaria básicas por lo que no se ajustaría a aquellas personas que presenten dificultades en otras áreas más avanzadas.  


 CONCLUSIONES

A modo de cierre, terapia ocupacional por ser una disciplina que cuenta con investigaciones cientificas relevantes, a lo largo de los años ha logrado elaborar diversos instrumentos que permiten conocer, clasificar y comprender las dificultades que presentan las personas a las que debemos asistir. Las pruebas mencionadas en la presente publicacion permiten conocer no sólo los déficits funcionales de los pacientes, sino que además permiten analizar las repercusiones reales que tales déficits suponen en el quehacer diario de los pacientes en situaciones reales.

Cuando el profesional realiza una evaluacion, recaba de este modo informacion que puede ser de uitilidad cientifica y permite aportar datos complementarios a otro tipo de evaluaciones. Estas ultimas favorecen la inclusion y participación del paciente, dandole la importancia como ser sujeto de derechos y de autonomia personal, tanto en el primer proceso de evaluación como en la formulación de un programa de tratamiento, permitiendo de este modo que él mismo establezca objetivos individuales con valor y sentido, para que tenga significado terapeutico, favoreciendo  su implicación, su participación activa y la mejor y más rápida recuperación y alcance de los objetivos del tratamiento.

Como se ha mencionado a lo largo de la presente publicacion, existe muy poca bibliografía al respecto para la utilización en pacientes adictos, seguramente debido a que la comprensión de la adicción como una alteración del funcionamiento cerebral es un hecho reciente, y algunos profesionales u organizaciones no la consideran con un elemento dentro de la salud mental, sino mas bien de carácter social, y en algunos paises, fundamentalmente latinoamericanos no han tomado conciencia de la utilidad de estas herramientas de medicion. Entendemos que en un tiempo no muy lejano, será necesario efectuar trabajos de investigacion que exploren la utilidad de cada uno de estos instrumentos en sujetos adictos, lo que permitirá efectuar el diseño e incorporacion de protocolos de evaluación específicamente dirigidos a esta población, que facilite mejorar los tratamientos como la calidad de vida del paciente y del entorno familiar.


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